Un sábado cualquiera de Septiembre, 3.35 AM de la madrugada. Necesito escribir unas líneas antes de descansar la mente un rato durante la noche. Hoy he "discutido" con una de mis mejores amigas, con esa amiga que todos (o quizás no todos) tenemos que se preocupa por nosotros, que es detallista, que siempre tiene una sonrisa y que es de muy buena calidad humana.
Yo siempre digo que tengo un pronto muy fuerte, tengo mucho carácter. Anoche tuve la necesidad de soltar lo que llevaba dentro, como cada X tiempo me ocurre, pero parece que el horno no estaba para bollos. Es curioso porque durante toda la semana tuve el presentimiento de que no era buena idea quedar dos días seguidos con la misma persona. Decidí no seguirlo, y hacer incluso cosas en contra de mi mismo, de lo que realmente me apetecía hacer. Me he dado cuenta de que siempre "menos es más". Quedarte con ganas de seguir al lado de otra persona permaneciendo menos tiempo del habitual oxigena y revitaliza la amistad, y creo que esto me lo he saltado a la torera provocando poco menos que el Rosario de la Aurora.
Tengo la conciencia muy tranquila porque dije cosas que realmente pensaba, aunque no tuve tiempo de reaccionar y aclarar punto por punto. Necesitaba tiempo para reflexionar y actuar en frío... Lo reconozco, me pierde el actuar en caliente. De ahí muchos de mis silencios. No, no eran para despistar.
Me da mucha pena que una discusión puntual sirva para sacar cuatro años de amistad, incluso con sus cosas buenas, y ponerlos en la calle. Juzgar una amistad a raíz de una discusión es craso error, como también lo es lanzar dardos envenenados que lejos de hacer daño, no ejercen efecto. Estoy acostumbrado a muchos como esos, porque empatizo con el otro aunque no lo parezca. No nos damos cuenta de que defendiendo atacando también estamos atacando a la otra persona.
Las diferencias tienen su epicentro en la forma de pensar recta y ortodoxa; mientras yo veo un cabreo puntual, tal vez sin sentido, del que no recuerdas ni la mitad de lo dicho a las dos horas, tú probablemente veas una puesta en común de los cuatro años de amistad... en una película toda seguida como si estuviera a punto de morir. (Dicen que cuando mueres, instantes antes ves pasar toda tu vida en fotogramas dentro de tu cabeza).
Siento mucha pena porque todavía no me siento comprendido tras horas de charla. A pesar de todo, no quiero pensar mal... Creo más en las equivocaciones de las personas que en su mala fé.
Con esta gana de no hacer nada... cierro el portátil y voy a tumbarme sobre la cama. El lugar idóneo para hacer recuento de las cosas productivas que has hecho a lo largo del dia. Es muy triste que un día tan redondo se haya visto ennegrecido por este tipo de cosas que no debería ser más que anecdóticas.
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