domingo, 17 de enero de 2010
Tele-adicciones
No tengo la menor duda de que el medio de comunicación más adictivo de todos es la televisión. Pero en esta entrada quiero profundizar un poco más, llegar un poco más allá respecto a las apariencias.
Mismamente yo, era, y en menor medida sigo siendo un adicto a la televisión, desde la de pago (El plus), pasando a la "de siempre" (la gratuita, TDT). No sabría decir qué es lo que tiene, pero me encanta y me atrapa como pocas otras cosas. Quizás por la facilidad, la rapidez, lo directa que es, la realidad que trasmite es lo que la hace grande.
A veces, por no decir a menudo la gente es muy hipócrita respecto a sus gustos televisivos, y el ejemplo más claro de todo es el "Tomate" (todo el mundo en su gran mayoría lo defenestra, pero ha sido durante varias temporadas el programa líder de las sobremesas en España). No, ésta vez pasaré de puntillas sobre este programa, pero es inevitable, o muy dificil no ver programas basados en el morbo, las visceras, las cualidades innatas del ser humano. Otro de los ejemplos más claros: ¿Qué ocurre cuándo nos encontramos una ambulancia en medio de la calle recogiendo y asistiendo a una persona? Lo lógico y habitual es encontrar corrillos de gente tratando de enterarse de lo que está ocurriendo. Cuándo veo este tipo de situaciones, lo primero que pienso es que las personas somos morbosas y curiosas por naturaleza.
¿Pero cuál es el "pero" de éstos programas que a simple vista parecen inofensivos? Que nunca se nos olvide que estos espacios tienen un fuerte y marcado carácter de ánimo de lucro. ¿A que una película X da grandes datos de audiencia? Es posible, pero el hecho de que sea rechazada por una parte de la sociedad harían que muchos anunciantes no contrataran espacios publicitarios durante este programa (por inferir en la reputación de la marca del producto). Entonces es aquí donde los limites morales juegan un papel importante, y llegamos a otro punto de esta pequeña reflexión: La realidad de todo esto, es que la televisión es un mero negocio entre anunciantes y cadenas, donde "juegan con los espectadores".
Toda esta telebasura no existiría si no se "enganchara" la gente, y la gente no se "engancharía" si no se emplearan los más bajos instintos citados anteriormente. Al fin y al cabo, todo esto es un gran circo que encubre un gran negocio detrás...
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